Thomas Hobbes (1588-1679) fue uno de los filósofos políticos más influyentes del siglo XVII y un defensor ferviente del absolutismo secular. Su obra más célebre, Leviatán (1651), es una de las piezas fundamentales de la teoría política moderna y presenta una visión del poder estatal y la soberanía que marcó un punto de inflexión en la historia del pensamiento político. Hobbes fue un pionero en articular de manera sistemática la necesidad de un Estado fuerte y centralizado como la única garantía contra la anarquía y el caos.
En este artículo, exploraremos las ideas principales de Hobbes en el contexto del Leviatán, la justificación que ofrece para la autoridad absoluta del soberano y cómo su teoría del contrato social difiere de las visiones más optimistas que surgieron después de él.
Contexto Histórico y Biográfico de Hobbes
Hobbes nació en Inglaterra en 1588, en una época de intensas convulsiones políticas y religiosas. Vivió durante la Guerra Civil Inglesa (1642-1651), un conflicto entre los monárquicos (realistas) y los parlamentarios que resultó en la ejecución del rey Carlos I y la instauración de la Commonwealth bajo Oliver Cromwell. Este contexto de violencia, inestabilidad política y guerra civil influyó profundamente en el pensamiento de Hobbes.
Hobbes fue testigo directo de los peligros de la guerra civil y el colapso del orden social, lo que lo llevó a desarrollar su visión de la naturaleza humana y del gobierno en su obra Leviatán. A diferencia de muchos de sus contemporáneos que abogaban por formas más participativas de gobierno, Hobbes creía que solo un Estado fuerte y centralizado podía asegurar la paz y la estabilidad.
La Naturaleza Humana según Hobbes
En el centro del pensamiento político de Hobbes se encuentra su concepción de la naturaleza humana. Hobbes parte de una visión pesimista del ser humano, afirmando que, en su estado natural, los seres humanos están motivados por intereses egoístas, la búsqueda del poder y la autoconservación. En su famoso pasaje de Leviatán, Hobbes describe la vida en el estado de naturaleza (es decir, la condición humana sin el control de un gobierno) como “solitaria, pobre, brutal y breve”.
El Estado de Naturaleza
El estado de naturaleza, según Hobbes, es una condición de anarquía, donde no existe ninguna autoridad central que controle o modere los comportamientos humanos. En este estado, cada individuo es libre de hacer lo que crea necesario para proteger su vida y sus intereses. Sin embargo, esta libertad absoluta conduce inevitablemente a un conflicto constante, ya que todos los individuos compiten entre sí por los recursos y la seguridad. Hobbes describe esta situación como una “guerra de todos contra todos” (bellum omnium contra omnes).
En el estado de naturaleza, no hay lugar para la justicia, ya que no existen leyes ni un poder común que las haga cumplir. Los individuos actúan exclusivamente en función de sus propios intereses, y la falta de un árbitro imparcial provoca una lucha perpetua por la supervivencia.
Miedo y Razón como Motivadores del Contrato Social
Aunque Hobbes tiene una visión pesimista de la naturaleza humana, también cree que los individuos son seres racionales. En su búsqueda de seguridad, los seres humanos reconocen que la guerra continua en el estado de naturaleza es perjudicial para todos. Este temor constante a la muerte violenta y al caos lleva a los individuos a buscar una solución que les permita vivir en paz y seguridad.
Según Hobbes, es esta mezcla de miedo y razón la que motiva a los individuos a formar un contrato social. Para escapar del estado de naturaleza, los individuos deciden renunciar a parte de su libertad natural y ceder su poder a una autoridad soberana, el Leviatán, que es capaz de imponer la paz y el orden. Este soberano, en forma de monarquía absoluta o cualquier otro tipo de gobierno fuerte, tiene el deber de garantizar la seguridad y la estabilidad de la sociedad.
El Leviatán: El Estado Soberano Absoluto
El concepto central de la obra de Hobbes es el Leviatán, una alegoría del Estado soberano, que toma su nombre del monstruo bíblico mencionado en el Antiguo Testamento. Para Hobbes, el Leviatán representa una entidad artificial creada por el hombre para protegerse de sí mismo. Este Estado es una figura casi omnipotente que posee todo el poder necesario para mantener el orden y evitar el retorno al caos del estado de naturaleza.
El Contrato Social
Hobbes desarrolla la idea de que los individuos, movidos por el miedo al caos y la muerte, acuerdan someterse a un contrato social en el que transfieren su poder individual a un soberano, renunciando así a su libertad natural a cambio de seguridad y protección. En este contrato, cada persona se compromete a obedecer al soberano, mientras que el soberano tiene la responsabilidad de proteger a los individuos y mantener la paz.
A diferencia de los posteriores filósofos del contrato social, como John Locke o Jean-Jacques Rousseau, el contrato social de Hobbes es irrevocable. Una vez que los individuos han cedido su poder al soberano, no tienen derecho a rebelarse o cuestionar su autoridad, a menos que el soberano no cumpla con su deber fundamental de proteger la vida de los ciudadanos. En este sentido, Hobbes defiende una obediencia incondicional al poder soberano, argumentando que cualquier intento de desafiar la autoridad central llevaría al retorno del caos y la anarquía.
El Poder Absoluto del Soberano
Hobbes creía que para garantizar la paz y la seguridad, el soberano debía tener un poder absoluto. Esto incluía el poder de hacer y ejecutar leyes, administrar justicia, dirigir el ejército y la política exterior, e incluso regular la religión si fuera necesario para mantener el orden. La autoridad del soberano no estaba sujeta a la voluntad de los ciudadanos, ni a limitaciones impuestas por parlamentos u otras instituciones.
Este poder absoluto era, en la visión de Hobbes, el único medio para evitar la guerra civil y el caos. El Leviatán debía tener la capacidad de actuar con fuerza para suprimir cualquier amenaza al orden, ya sea interna o externa. Para Hobbes, cualquier forma de división o limitación del poder conduciría inevitablemente a conflictos que debilitarían el Estado y pondrían en peligro la paz.
La Justificación del Absolutismo Secular
A diferencia de otros defensores del absolutismo, como Jacques-Bénigne Bossuet, que justificaban el poder absoluto de los monarcas mediante el derecho divino (la creencia de que los reyes eran designados por Dios), Hobbes propuso una justificación secular del absolutismo. Según Hobbes, el soberano no recibía su autoridad de Dios, sino del contrato social que los individuos formaban para escapar del estado de naturaleza.
En esta perspectiva, la autoridad del soberano se basa en el consentimiento racional de los gobernados, quienes reconocen que solo un gobierno fuerte y centralizado puede proteger sus vidas y evitar el caos. Esta visión secular del poder político rompió con la tradición medieval y proporcionó una base teórica sólida para el surgimiento del Estado moderno.
Críticas a la Visión Hobbesiana
Aunque Hobbes fue un pensador innovador y su teoría del Leviatán influyó profundamente en la teoría política posterior, su obra también ha sido objeto de numerosas críticas. Algunos de los puntos más controvertidos incluyen:
- La visión pesimista de la naturaleza humana: Hobbes es a menudo criticado por su visión extremadamente negativa de los seres humanos como egoístas y propensos al conflicto. Otros filósofos del contrato social, como Locke y Rousseau, ofrecieron visiones más optimistas, argumentando que los seres humanos eran capaces de vivir en sociedad de manera pacífica sin necesidad de un gobierno tan absoluto.
- La justificación del poder absoluto: Hobbes fue criticado por su defensa de un poder soberano ilimitado, que dejaba poco espacio para la libertad individual o la participación política. Su teoría no contemplaba ninguna forma de control o limitación al poder del soberano, lo que ha llevado a algunos a interpretarlo como un defensor del autoritarismo.
- El contrato social irrevocable: Otra crítica es que el contrato social de Hobbes es irrevocable. A diferencia de Locke, que argumentaba que los ciudadanos tenían el derecho de rebelarse contra un gobierno que no protegiera sus derechos, Hobbes creía que los ciudadanos debían someterse al soberano en casi todas las circunstancias, lo que limitaba severamente la posibilidad de cambios políticos pacíficos.
Impacto del Pensamiento de Hobbes en la Teoría Política Moderna
A pesar de las críticas, la influencia de Hobbes en la teoría política moderna es innegable. Su concepción del Estado soberano y del contrato social sentó las bases para muchas de las ideas que definirían el Estado moderno. Su énfasis en la necesidad de un gobierno fuerte y centralizado, junto con su justificación secular del poder, influyó en pensadores como John Locke, Jean-Jacques Rousseau (los cuales también analizaremos), y más tarde en la teoría política contemporánea.
Hobbes también es considerado uno de los fundadores del realismo político, al describir las relaciones de poder y el comportamiento humano de una manera pragmática y libre de idealismos. En el contexto de las relaciones internacionales, sus ideas sobre el conflicto y la naturaleza anárquica del mundo sin un poder centralizador continúan siendo relevantes para las teorías modernas de las relaciones internacionales, como el realismo.
Conclusión
Thomas Hobbes, con su visión del Estado como un Leviatán todopoderoso, transformó la manera en que pensamos sobre el poder y la soberanía. Su defensa de un gobierno absoluto basado en el contrato social y su interpretación secular de la autoridad siguen siendo puntos de referencia en la teoría política moderna. Aunque su visión del ser humano es pesimista y su propuesta política extrema, las ideas de Hobbes siguen siendo influyentes en el debate contemporáneo sobre la relación entre el individuo, el Estado y la autoridad política.